Espiritualidad
Getsemaní, siguiendo las directrices del Vaticano II, trata de vivir ante todo una espiritualidad como camino personal y comunitario de santidad. Ahora bien, el Espíritu Santo suscita diferentes espiritualidades y carismas dentro de la Iglesia para provecho común (1 Cor 12,7,11). Siguiendo las exhortaciones de San Pablo, el concilio ha manifestado con claridad la existencia de carismas diversos, no sólo a nivel institucional o jerárquico sino para todo el cuerpo místico de Cristo.El carisma de Getsemaní, está centrado en el misterio del Corazón de Cristo en el ámbito de la teología de la Redención tal y como lo enseña el Magisterio de la iglesia, teniendo también como notas específicas la fraternidad y el “sentir con la Iglesia”:
a)El misterio del Corazón de Cristo
Los estatutos de Getsemani en el art 45 dicen:”El carisma de Getsemaní es buscar la santidad en cada estado de vida, tendiendo a vivir, suscitar y dar a conocer la espiritualidad del Corazón de Jesús, en clima de fraternidad, en comunión y colaboración con la jerarquía y con un espíritu apostólico que dedicación preferente a los jóvenes y a los pobres”
Inspiradose en el espíritu del Apostolado de la Oración, Getsemaní desea suscitar y revivir el espíritu de la Redención con el medio más eficaz señalado por el Magisterio de la Iglesia: que el Corazón de Jesús sea conocido y amado y que este Corazón sea la clave interpretativa de todo el Evangelio. De este modo llegaremos a imitar aquella interioridad de Jesús de Nazaret, el porqué se emocionaba, se apasionaba; conoceremos la caridad que le abrasaba y la sed que le devoraba, la compasión que lo empujaba a la mayor entrega, la misericordia que lo envolvía hasta hacerse gritar:¡Quien tenga sed que venga a mí y beba!…”.
“El centro de la vida del movimiento es el Corazón de Cristo tal y como lo presenta el Magisterio de la Iglesia. Es Jesucristo resucitado, vivo, de corazón palpitante, que amó a cada hombre hasta la cruz, que lo ama ahora con corazón humano dándole continuamente el Espíritu Santo, que es sensible a su respuesta de amor, que lleva ahora adelante la obra de la redención en su cuerpo que es la Iglesia, y que quiere introducir a cada hombre en el drama de este misterio de amor”
El amor de entrega personal al Corazón de Jesús del miembro de Getsemaní tiene un fuerte carácter reparador. Por eso en los estatutos del movimiento se dice que “por la vivencia del don bautismal y el espíritu propio del movimiento, sus miembros están invitados personalmente a conocer y participar en el misterio del Amor no amado” art 37
b) La Fraternidad: Getsemaní es una fraternidad abierta por el Espíritu Santo a toda la Iglesia
Otro de los rasgos característicos de la espiritualidad de Getsemaní es la vivencia de la caridad fraterna. Esa vida de fraternidad brota de la presencia entre los miembros del movimiento del Espíritu del Corazón de Jesús, que los hace participar de su misma vida y vivir con “un solo corazón y una sola alma”(Hch 4,32).. El artículo 52 de los estatutos dice al respecto: ”Getsemaní no es un movimiento cerrado sobre sí mismo, sino una fraternidad abierta por el Espíritu Santo a toda la Iglesia, que vive profundamente el misterio de la comunión de los santos. Esta fraternidad brota del Corazón de Cristo en la cruz que, comunicando a todos los cristianos la misma vida, les hace tener una sola alma y un solo corazón por el amor y el servicio
c)Sentir con la Iglesia: el Movimiento apostólico Getsemaní quiere que quienes lo componen sientan con la Iglesia, la amen y la defiendan
Por ultimo, hemos de señalar como rasgo esencial de la espiritualidad del movimiento, una particular actitud de vivir la comunión de la Iglesia, de estar atentos al magisterio y unidos cordialmente a sus necesidades e intenciones apostólicas. Esta actitud se trata de vivir no sólo a nivel de Iglesia universal, sino también en el ámbito parroquial y diocesano. Sentir con la Iglesia es una gracia que se pide habitualmente en el movimiento, buscando la integración afectiva y efectiva en la Iglesia comunión. Getsemaní tiene como suyo “sentir en el corazón de la Iglesia”, haciendo suyos sus gozos y sufrimientos, sus proyectos e intenciones. De ahí que los miembros del movimiento pidan en su oración de ofrecimiento diario, por el Papa, el obispo y el párroco. Getsemaní es consciente de ser un movimiento que nace en el seno de la Iglesia, de ser Iglesia, y busca ofrecer su carisma y energías al servicio de la Iglesia. Este deseo tiene su expresión concreta es una particular intención de colaborar en los proyectos pastorales de la parroquias y las diócesis en las que se inserta el movimiento. Los estatutos de Getsemaní señalan este espíritu de comunión y servicio en los artículos 42 y 43: ”Getsemaní nace en el seno de la Iglesia y, con ella, del Corazón de Cristo muerto y resucitado. Sus componentes son Iglesia, y tienen conciencia viva de ser sus hijos, llamados en Cristo por el Espíritu Santo a la obediencia de la fe y la verdad que late en ella” (Art 42); “El Movimiento apostólico Getsemaní, quiere que quienes lo componen sientan con la Iglesia, la amen y la defiendan. Por ello acogerán todas las directrices de su gobierno, profecía y sacerdocio: profesarán especial amor y estarán en sintonía con el Santo Padre, presencia visible del Redentor; así también vivirán la comunión con todos los pastores del Pueblo de Dios, tomando, además, como propias sus necesidades e intenciones. (Art 43)