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Pertenencia

Pertenencia

Existen dos maneras de pertenecer a “Getsemaní”; una que podríamos llamar de sintonía espiritual, cuando participando de alguna manera en la espiritualidad y las actividades del movimiento, se procura vivir conforme a este espíritu aunque no se pertenezca formalmente a ninguno de los grupos que lo conforman; la otra forma de pertenencia supone la integración en la estructura del movimiento según viene determinada por los estatutos: “puede pertenecer al movimiento de “Getsemaní” como miembro de pleno derecho todo seglar bautizado de cualquier clase y condición que reúna las condiciones requeridas por la Iglesia y no esté sujeto a impedimento canónico, cuando después de un tiempo de vivencia del carisma emita algún compromiso por el que toma parte en la vida y actividades del movimiento”

Estos compromisos, cuya emisión pública determina la entrada al movimiento, son como distintas maneras de pertenecer al mismo, distintas maneras de enfocar y vivir el espíritu y la vida de Getsemaní: “estos compromisos no son rangos ni categorías, sino caminos espirituales que arrancan por parte del Señor y una respuesta de amor según la gracia del don de Cristo”. Los compromisos se emiten preferentemente durante la eucaristía de la asamblea anual del mes de junio, delante del consiliario diocesano que representa al obispo, y sus peculiaridades  propias junto con las actividades aconsejadas para cada compromiso, vienen determinadas por la oración con la que se emite. Son cuatro, tal y como aparece en el artículo 6 de los estatutos.

Compromisos de Getsemaní

Ser ofrenda

Jesús es consolado por Ángel

Es vivir ofreciéndose diariamente, por medio del Inmaculado corazón de María, con la oración, el trabajo, los sufrimientos y alegrías, uniéndose a la oblación redentora de Cristo que se perpetúa en el altar.

Ser como María

María con el niño

Supone configurarse con los sentimientos y actitudes del corazón corredentor de la Madre, en amor filial, y con el deseo de imitar sus virtudes y modo de vida.

Misterio de la Cruz

Es el compromiso de identificarse  en la ofrenda de la vida con el Corazón de Cristo revelado en la cruz, y mirando al traspasado, aprender a vivir plenamente el misterio pascual siendo eucaristía viva en medio del mundo.

Corazón vivo

Es entregar toda la vida para vivir el misterio del Corazón de Cristo redentor y propagar este espíritu siendo corazón corredentor al servicio del Reino. Este compromiso de oblación personal configura y define toda la existencia, que tendrá desde entonces este único fin. El movimiento se ve impulsado de modo preferente por los que tienen este compromiso.